domingo, 29 de julio de 2012

Pequeñas ideas para disfrutar de una vivienda sana

Desde hace décadas la construcción de viviendas descuida, en general, el origen de los materiales y su composición, prevaleciendo la funcionalidad y la economía de gastos. Pero en el interior de nuestro domicilio podemos realizar cambios que eliminan  factores insalubres que, a la larga, provocan enfermedades y alergias.
Mariano Bueno, experto en geobiología y biohabitalidad, explica que los factores más clásicos que contaminan una vivienda son: gérmenes, bacterias, mohos y ácaros.
Pequeñas recetas para disfrutar de una vivienda confortable. Foto: EFE

Estos últimos son típicos cuando existe falta de higiene y, en muchas casas modernas, proliferan por exceso de condensación de humedad, ya que como indica el experto, “se utilizan pinturas plásticas y aislamientos de poros cerrados que no dejan transpirar  las paredes, además de la humedad que aporta la propia actividad humana. Esta humedad puede comportar alergias y otras enfermedades”.
“También existen problemas asociados a los compuestos químicos de algunos materiales de construcción, como el benceno, que pueden ser tóxicos o alergénicos y a los que cada vez hay más gente sensible”, añade Bueno.
Según el experto, la exposición durante años a estos materiales ha incrementado en la población la sensibilidad química múltiple.
Mariano Bueno aconseja “ir reduciendo, en la medida de lo posible, los compuestos químicos sintéticos o no naturales y optar por pinturas y acabados más ecológicos, con garantías de que carezcan de elementos alergénicos, o que tengan sospecha de toxicidad”.

Factores de temperatura y humedad
La humedad y la sequedad son dos factores que hay que mantener en equilibrio para no alterar las condiciones de confort.
Según el geobiólogo, “generalmente no tenemos en cuenta  el factor de temperatura y humedad ambiente. En los casos en que los niveles de humedad relativa son muy bajos, sobre todo en oficinas, se crea mucha electricidad estática, que provoca irritabilidad, dolor de cabeza o irritación de ojos, y se convierte en un factor de estrés”.
En cambio, cuando el nivel de humedad ambiente supera el 70 u 80 por ciento “el efecto es inverso y hace que la temperatura sea más sofocante y cueste respirar".
“Normalmente, la humedad o la sequedad se corrige ventilando la casa, pero en las plantas bajas, donde existe una condensación mayor de humedad, lo que se necesita es un deshumificador que reste agua al aire, y en los lugares que el aire está muy seco, un humificador. Siempre recomendamos colocar un hidrómetro para saber si la humedad sube o baja más de lo aconsejable”, especifica el geobiólogo.

Radiaciones naturales y artificiales
Para Mariano Bueno, “los factores que más se estudian en biohabitalidad son los riesgos relacionados con radiaciones, tanto naturales como artificiales. Los primeros tienen que ver más con la radiactividad de algunos materiales del subsuelo".
Según el especialista, existen personas a quienes les cuesta respirar debido a la radiación generada por algunos materiales: "Cuando se dan estos casos, la recomendación es cambiar los materiales tóxicos por piedra calcárea, mármoles, madera o materiales orgánicos, que no tengan apenas radiactividad”, matiza Bueno.
“Otras radiaciones proceden del subsuelo, cuando la casa esta construida sobre grietas, fallas o alguna fisura del estrato geológico, de donde puede salir radiación gamma, cuya emisión vertical es muy penetrante en puntos concretos y, si coincide con la ubicación de una cama o un lugar donde permanecemos muchas horas, se comprueba que se incrementan las patologías de todo tipo y, a menudo, serias enfermedades degenerativas", afirma taxativo el científico.
"Su efecto es, exagerando, como si cada noche nos hiciéramos una radiografía por la cantidad de radiación ionizante que sale de la tierra que, aunque en dosis pequeñas, resultan acumulativas en nuestro cuerpo”, advierte el especialista.
“Nuestra recomendación – añade Bueno- es que, como son zonas muy concretas, se debe buscar aquellas de menor radiación terrestre para cambiar de ubicación las camas. A veces también va asociada esa radiación a la presencia de aguas subterráneas, a grandes corrientes que generan ciertos campos electromagnéticos y que pueden provocar  trastornos, como dolores musculares o de cabeza”.


Entre las dos y cuatro de la madrugada
Si esos trastornos están relacionados con radiaciones naturales, el experto recomienda “observar si entre las dos y las cuatro de la madrugada, cuando más radiación y radioactividad emana la Tierra, la persona se despierta con reincidencia, cuando los niños se hacen pis, se sufren crisis asmáticas o problemas cardíacos. Entonces podemos sospechar que la cama está ubicada en un punto con radiación y, si se observa una mejoría al cambiarla de ubicación, ya se puede concluir que el trastorno estaba relacionado con radiaciones terrestres”.
“Nosotros –dice Bueno- recomendamos que el cambio se haga durante 21 días porque cuando se ha estado durmiendo durante mucho tiempo en ese sitio, el cuerpo ha podido acumular mucha radiación y tarda un tiempo en descargarse”....Fuente: terra.com.pe

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